Mientras la crisis y la confusión se agudizan por todas partes, el poder redentor que emana de la cruz les imparte seguridad y confianza a los que se acercan al Cristo maravilloso que entregó su vida para darnos la salvación eterna. La contemplación del amor de Dios, manifestado en el Calvario, conmueve los corazones y capacita el alma para responder a ese amor como ninguna otra cosa puede hacerlo.