El conocimiento de los errores de lógica me convirtió en alguien más sereno y sensato: reconocÃa a tiempo mis propios errores de lógica y podÃa evitarlos antes de que causaran graves perjuicios. Y por primera vez advertÃa si los demás actuaban de forma insensata y podÃa estar preparado para tratarlos, quizás incluso con ventaja. Pero sobre todo, de ese modo habÃa conjurado el fantasma de la irracionalidad; tenÃa a mano categorÃas, nociones y razones para ahuyentarlo.