Poco a poco, los pasos de cada niña van encontrando el ritmo de un baile compartido, a medida que descubren el verdadero significado del hogar. Siguiendo la tradición de Me llamo MarÃa Isabel, Alma Flor Ada y su hijo Gabriel M. Zubizarreta ofrecen un relato honesto de los valores de la familia y de la amistad, y de la experiencia que debe atravesar el inmigrante: volverse parte de algo nuevo y, a la vez, conservar la propia identidad.