Algo se mueve dentro de ti pero ha sido acallado, gravemente socavado y malentendido.  Tienes que creer que Dios no te ha olvidado.  El no te ha dejado fuera.  No estás loco,  Profeta, ¡levántate! Sal de tu cueva y anÃmate a hablar la palabra del Señor.  Dios te está llamando a ser su trompeta y a sonar la alarma.