Luis Eladio Pérez compartió conmigo la penosa vida cotidiana en cautiverio, la pérdida de la dignidad, el maltrato, las diferencias, roces e intolerancias entre los mismos compañeros de cautiverio, las humillaciones a las que era sometido constantemente, sus hambrunas, el miedo a perder la vida, la impotencia de no tener ni una aspirina para “tratar†un infarto, ni una crisis renal y tres comas diabéticos, amé de dos malarias y dos leishmaniasis, las largas y penosas de hasta cuarenta dÃas por el corazón de una selva virgen y cruel, su relación con Ingrid Betancourt y con las demás vÃctimas. Me contó las condiciones en las que él y sus compañeros de secuestro vivÃan, situación que define como “la más pura de las barbariesâ€. Me contó como es la estructura de los campamentos, cómo son las caletas, la alimentación, las rutinas diarias, las cadenas con las que los mantuvieron amarrados por los dÃas de los dÃas, los insectos, las culebras, los tigres, el temor constante al acecho de la locura, la incertidumbre de la supervivencia, la vida sexual. Con lacerante nostalgia y recordando siempre a sus compañeros, me relató con detalles y dramatismo su periplo en el intento de fuga con Ingrid Betancourt y la decisión conjunta de abortar el plan. Con razón y corazón, Luis Eladio Pérez nos hace reflexionar sobre esta desgarradora realidad que ha sufrido nuestra querida Colombia desde hace más de cuatro décadas y que continúa. Y que no pareciera tener salida con luz al final del túnel, por lo menos en el corto plazo. DarÃo Arizmendi. ENGLISH DESCRIPTION “Luis Eladio Perez shared the terrible experiences of living in captivity —the humiliations, ill-treatment and total loss of human dignity; the continuous clashes, intolerance and differentiations made by his fellow captives; the constant hunger; the impotence of not having access to the most basic forms of medical care, for example the single daily aspirin that could “treat†a heart-attack or a renal crisis, not to mention having suffered three diabetic comas and two bouts of malaria. He also talked about the long and grueling forty-day walks through the heart of the jungle, his relationship with Ingrid Betancourt and with his fellow captives. He described the subhuman conditions they lived in—which he refers to as “the purest form of barbarismâ€Â—, the structure of the camps, their diet and daily routines, the chains used to hold them, the insects, snakes and tigers, the constant fear of insanity, the uncertainty of survival, and sex life in captivity. He gave me a detailed account of the dramatic escape plan hatched with Ingrid Betancourt, which they aborted of mutual accord.†DarÃo Arizmendi