El recuerdo de los momentos que le llevaron a triunfar como publicista y asesor de imagen, entre Londres y Nueva York en los ochenta y los noventa, nos descubre los turbios mecanismos que en ocasiones emplean los centros de poder para conseguir sus fines. Un mundo hostil, gobernado por hombres, en el que las mujeres se resisten a tener un papel secundario.