Barcelona, 1387. Las campanas de la iglesia de Santa MarÃa de la Mar siguen sonando para todos los habitantes del barrio de la Ribera, pero uno de ellos escucha su repique con especial atención… Hugo Llor, hijo de un marinero fallecido, a sus doce años trabaja en las atarazanas gracias a la generosidad de uno de los prohombres más apreciados de la ciudad: Arnau Estanyol.